sábado, 8 de julio de 2017

Ahora me ves 2 (Jon Chu, 2016)

A ver, si algo te sale medio decente, déjalo como está y no prolongues la agonía. La primera parte era divertida, no daba pie a que se quedara en la memoria permanentemente, pero el rato te lo hacía pasar sin ponerle peros. Ahora bien, si te empeñas en que ese disfrute pasajero puede dar más de sí mismo, pues venga hermoso, estira el chicle hasta que se rompa. Pues eso es lo que ocurre con esta innecesaria y presumida secuela, que de la mina en la que no hay más diamantes como mucho vas a sacar algo de carbón.

Esta secuela es tonta hasta límites sonrojantes. No solo por tener a Daniel Radcliffe presumiblemente parodiándose a sí mismo, o a Jesse Eisenberg tratando de llevar el peso de la función teniendo a quienes tiene alrededor y que le sacan varios cursos de carisma, sino porque a quién se le ocurrió llevar a al desvergonzado personaje que funcionaba que te cagas como el de Woody Harrelson aún más al extremo, que en la primera hacía gracia, y aquí, por partida doble al sacarle un hermano gemelo malvado, se pierde en el vacío intentando, paradójicamente, llenar de escenas humorísticas lo que no sabe ocupar con cualquier otra cosa. 

Y luego ya están las flipadas. Volviendo al sencillo pero efectivo recurso de la comparación, la primera parte iba de sobrada, los trucos de magia eran exagerados, pero te los creías dentro de lo que te estaba ofreciendo. Aquí no. Aquí, gracias a lo enrevesada que se llega a hacer, no puedes dejar de repetirte una y otra vez "venga, coño". Además, por si no se queda agusto, es de vacile que sea tan larga y que, aunque parta con esa premisa, te esté intentando engañar todo el rato. Pero una cosa es engañar, y otra hacer trampas. Los trucos de magia nada tienen que ver con hacer trampas, amigos. 


Y lo que la deja a un nivel aún más inferior es su intento de convertir a su grupo de "jinetes" en una especie de iconos modernos. Que no, que la primera peli fue una peli entretenida sin más, que estos personajes no se van a colar en nuestros corazones, que dejéis de intentar hacer de un producto caduco algo trascendental. Es que no os ha salido bien la jugada del más gordo y más grande ni en taquilla, que era el objetivo a pesar de todo. Da tanta sensación de tomarse a sí misma tan poco en serio, que se ha olvidado que para hacer algo primero hay que tener algo de inteligencia para administrar la broma. Si es que ni la presencia de Mark Ruffalo salva el show, no me jodas.

3/10


No hay comentarios:

Publicar un comentario