lunes, 18 de diciembre de 2017

Saw IV (Darren Lynn Bousman, 2007)

Entramos en terreno fangoso con una cuarta entrega que ya está dedicada descaradamente al fandom y a los más enfervorecidos seguidores del género slasher. A estas alturas tenemos estómago hecho, y a partir de aquí de eso se trata: de tener agallas de ver, aguantar y querer soportar una sucesión de muertes y mutilaciones a cada cual más complicada y sesuda que la anterior. ¿Y la historia? Una desidia, porque quiere hilarlo todo tan fino, que el propio hilo de sus idas y venidas en torno a la figura de Jigsaw, de quién colabora con jigsaw, quién investiga sus crímenes, quiénes son sus víctimas, etc... se enreda sobre sí mismo. 

Vamos, que es que la historia ya les da igual. Igual que los personajes, entre los que se nos presenta el nuevo protagonista/antagonista cuyo mayor logro interpretativo es poner cara permanente de oler mierda. Son excusas para desperdiciar cuanta más sangre mejor. Da igual que lo que esté contando tenga algo de sentido respecto a lo anterior, porque lo que se hace en esta película es formar un paralelismo narrativo con la anterior entrega, pero contado de una forma que solo tiene sentido en la cabeza de quienes la escribieron. Se intenta entrar en la mente del asesino en serie, pero lo que en principio pretende ser una historia que indaga sobre su origen y sobre lo que le lleva a ser lo que es, termina convirtiéndose en una cloaca en la que la propia figura a la que se le hace oda termina contagiándose del tono cercano a la vergüenza ajena.


Lo que en su primera parte se nos presentaba como un asesino minucioso, retorcido, perturbado y que escogía a sus víctimas con un motivo aparentemente lógico en cuanto a su modo de contemplar la vida, se convierte en un serial sobre un tipo que la tiene tomada con todo el que se le cruza por delante, victimista, de moral superior, y que además necesita colaboradores que no le llegan a la altura de los tobillos en ningún ámbito. La película está tan desquiciada como todos ellos. Y la cosa ya no va a ningún sitio en concreto, el rumbo es bastante aleatorio y la gente que ha tomado las riendas de la franquicia se acuerdan más bien poco del tono y el sosiego de la primera parte, que lejos de no entenderla, han cogido de ella la parte más visceral y se han dedicado a prostituirla. Gallina de los huevos de oro, lo llaman. Y mientras haya comprador, esto seguirá funcionando así.

4/10


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