lunes, 12 de junio de 2017

Harry Potter y la cámara secreta. (Chris Columbus, 2002)

Warner sabía que tenía oro en las manos, y quería exprimir la franquicia cuanto antes mejor. Esta política de sacarle rédito a la primera entrega del niño mago será tanto una virtud como una losa para 'La cámara secreta'. Por un lado, el continuismo es palpable, el diseño de producción queda inalterable, y tan bien como funcionaba en 'La piedra filosofal', funciona aquí. Ahora bien, el rápido regreso a los platós de rodaje por parte de todo el elenco original provoca que se note cierto cansancio, y apenas ha dado tiempo a divagar acerca de los errores ya cometidos antes, que aquí no solo se perpetúan, sino que se dilatan.

Una de sus cualidades es que sabe quitar paja de la fuente original. Por ejemplo, el personaje de Lockhart resulta más llevadero en la película que en el libro, la interpretación de Kenneth Brannagh posee la capacidad de ilustrar ya en su primera aparición lo cargante que es su personaje, y no necesita tantas apariciones como en el libro para demostrar que es un tío brasas y un incompetente. Además, logra que sus escenas sean graciosas y den alivio a la tensión de la narración. Por otra parte, la película va mucho más al grano que su antecesora, mete la trama principal lo antes posible (en el libro tardaba la mitad de la historia en hacerlo), y no se entretiene en episodios anecdóticos. Por ese lado, gana en ligereza.


Ahora bien, tiene varios problemas que hacen que se sitúe como una de las pelis de Harry Potter menos destacables. Para empezar, los errores a la hora de dirigir actores se acentúan. Rupert Grint se pasa la película entera poniendo caras y tonos de voz extraños, tenemos el Ron Weasly más innecesariamente ridículo de la saga aquí condensado (que no digo ni que Ron ni Grint lo sean, simplemente le han pautado una comicidad y patetismo exagerados y no ha habido un director que le frene). Daniel Radcliffe arrastra problemas, sigo sin creerme que este chaval sea el que tenga que enfrentarse a Voldemort (aunque siga sin poder imaginarme a Harry Potter con un rostro que no sea el suyo), y en más de una ocasión confunde el registro que necesita el momento. Por parte del elenco adulto, muchos actúan por inercia y no se desgañitan para sacar adelante sus tomas. Lo dicho, el cansancio del anterior rodaje aún está haciendo mella, y se nota las prisas que les metieron para regresar a la saga. Y otro error: textos que repiten lo que se ve en pantalla. "El fénix ha dejado ciego al basilisco", dicho mientras se ve en imágenes, es tomar al espectador, por jóven que sea, por estúpido. Es algo típico en el cine fantástico de los 80, cuando el género estaba renovando ideas. Pero ya metidos en el siglo XXI, estas torpezas hay que eludirlas e ir enterrándolas. 


Entonces, nos hallamos con que las novedades introducidas son todo un acierto, como Lockhart, Dobby o Lucius Malfoy, mientras que todo lo que repite experiencia se contenta con dar más de lo mismo, con poca evolución evidente. Entretenida lo es de sobra, pero con más calma, podría haber sido muy mejorable. 

6,5/10


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