martes, 16 de mayo de 2017

Otra Tierra. (Mike Cahill, 2011)

Tiene un planteamiento más que interesante, y sabe aprovechar un marco de ciencia ficción que, pese a ser clave en el sentido de la historia, se centra en un drama intimista para indagar en peripecias filosóficas, profundizar en el solitario ego de los protagonistas y reflexionar sobre la tortura de la redención.

Tiene varios atractivos exóticos, desde su desarrollo caracterizado por un presupuesto muy ajustado hasta su gancho visual y estética grisácea. Se teje un imaginario sobre las realidades paralelas que invita a hacer un ejercicio cerebral con la aparición repentina de un planeta, el cual resulta ser un espejo del nuestro, en el que nosotros mismos estaríamos reflejados si nos acercáramos a él. Y con esa suposición de conocer a tu otro yo cuyas condiciones son las opuestas a las que vives aquí y ahora, se da rienda suelta a las preguntas "qué habría pasado de tomar otra decisión" o "cómo sería mi vida si esto no hubiera ocurrido". El morbo por obtener tales respuestas se deja de lado de forma fortuita para atender temas menos pantanosos y más introspectivos, como lo es la huída de tu propia existencia o la conciencia de haber perdido la oportunidad de ser feliz. 

Administra muy bien la psicología de los personajes y su encuentro. Es acertado que la protagonista, tras su paso por la prisión de menores, regrese a la sociedad como limpiadora, un dibujo de su intento por limpiar su pasado, mientras la película avanza disparando varios dilemas morales, como lo es su futuro viaje a esa otra Tierra, o su creciente relación con el hombre cuya familia murió en el accidente que ella provocó. Igual de atractivos son sus poco comunes convencionalismos, sus no pocas escenas aderezadas de cierta rareza, o algunas conversaciones muy bien integradas como la del primer cosmonauta ruso. Todo enfocado a dejar en el aire la pregunta existencialista del film: ¿es la otra Tierra un reflejo de la nuestra y de nuestras vidas, o somos nosotros y nuestro planeta el reflejo de la otra Tierra?


Un buen ejercicio para jugar con nuestra imaginación acerca de otras realidades o para teorizar sobre nuestro propio ser y el significado de nuestras vidas, sin necesidad de hacer crecer ese hilo conductor de fantasía y ciencia ficción más allá de retenerlo como envoltura. Una película bastante única y que genera sorpresa y agita algo dentro del espectador. 

7,75/10


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