viernes, 24 de febrero de 2017

Moonlight. (Barry Jenkins, 2016)

Es un raro y delicado retrato de madurez en las peores circunstancias posibles, cuando todo lo que llevas por dentro es tan desmesurado que desborda lo pequeño que eres, en un entorno que no te da la oportunidad de demostrar tu verdad, de quién eres en verdad, en el que tienes que crecer en silencio, fingiendo ser lo que no eres, forjando una coraza, adaptándote y mutando para sobrevivir. Hasta que esa verdad pesa demasiado y tiene que salir.

La película, dividida en tres capítulos, cada uno en una fase de crecimiento de su protagonista (Chiron, o Little, o Black según con quién tenga que lidiar), sabe perfectamente utilizar el lenguaje cinematográfico para reflejar el interior de un niño negro cuya madre consume crack, que es sometido diariamente al bullying de sus compañeros, y en el que va creciendo algo que no logra comprender, y cuyos sentimientos no son atendidos por nadie. Excepto por Juan, un camello de buen corazón que se contradice con su propia profesión, y que hará las veces de "padre" ante la ausencia maternal, que destapa ese caparazón en el que el joven se refugia. La lírica y belleza de la escena en que el hombre le enseña a nadar es de una magnitud inconmensurable, una escena de encuentro entre un hombre rudo y peligroso y un niño frágil y solitario, donde las apariencias se dejan a un lado. Imprescindible la forma en que se cierra cada uno de esos episodios, con un golpe en la mesa, cuando lo que los personajes llevan durante toda esa etapa reprimiendo sale a la luz, y lo deja ahí, dejándolo reposar para la meditación durante el fundido a negro, y sin dejarnos saber cómo terminan esos momentos de clímax emocional. 


La etapa adolescente es aún si cabe más dura, pues a las emociones que aprietan por salir al exterior se les suma el despertar sexual, a la difícil aceptación de no ser como los demás chicos, de tener que enfrentarse al tabú y a la marginación de su condición. Todo cuanto le rodea es violencia, y como ocurre en el tercer ciclo de la película, violencia es lo que decide aparentar. Es su forma de defenderse y de enfrentarse al mundo, no ha tenido otra alternativa. Pese a que esa verdad interior es lo que realmente le sigue definiendo. 


Un preciso y precioso retrato sobre el desamparo, sobre la marginalización, que no cae ni en excesos ni en el melodrama fácil, que reproduce fielmente la lucha diaria de quien crece sin consuelo, que vive en un mundo en el que todos son iguales pero él es diferente. Mucho corazón en este enorme relato del desconocido Barry Jenkins, cuya mirada personal me ha parecido auténtica, en el que no pasan desapercibidas las esforzadas y mimadas interpretaciones de los tres actores que dan alma a Chiron en las tres etapas definitorias de su vida, ni la de Naomie Harris. Una película que litiga con el paso del tiempo, incapaz de matar los demonios íntimos de cada uno, que finaliza con un hercúleo Black, de nombre Chiron, que en el fondo sigue siendo el frágil y solitario Little. 

9/10


1 comentario:

  1. A mi tambien me ha gustado la pelicula, gracias por este resumen tan bonito.
    Elena

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