sábado, 25 de junio de 2016

Planeta prohibido. (Fred M. Wilcox, 1956)

A día de hoy, ponerse a ver ciencia ficción y de marcianos anterior a '2001', 'Star Wars' o 'Alien' es un acto de valentía. Incluso de rebeldía. A la obvia ingenuidad de una película como 'Planeta prohibido' hay que sumarle su afán por tratar de desmarcarse del género sin desviarse demasiado de los lugares comunes establecidos. 

El principal mérito que ofrece es aprovechar el espacio no explorado para intentar impregnar cierta filosofía y cuestionamiento sobre el propio hombre sobre sus capacidades y sus limitaciones, no solo como especie, sino que somete tales introspecciones a la propia condición masculina en un marco aislado del género femenino, el cual se le aparece repentinamente a la tripulación (un campo de nabos fruto de la época, con sus opresiones, deseos sexuales cohibidos y un fuerte sentimiento patriarcal) en este paradero que sirve como escenario a una aventura intergaláctica de efectos especiales esmerados, de producción ambiciosa, y algunos paisajes realmente inspirados. Un lugar perfecto para que la aparición de una mujer resucite adormecida lucha entre machos y se imponga el alpha. 


Más allá de esa voluntad de ir más allá de la propia historia de patrullas intergalácticas, alienígenas (que no los hay), robots (Robby podría ser perfectamente el tatarabuelo de T.A.R.S., el ayudante de 'Interstellar', o de GERTY, el de 'Moon') y científicos extravagantes y prodigiosos, la película se queda corta a la hora de ofrecer un entretenimiento medianamente serio, y su capacidad para la reflexión finalmente cae en un pozo por hacerse tediosa y obvia en cuanto los protagonistas tienden a sobreactuar o a no saber encontrar la naturalidad embutidos en tal chifladura.


Como documento nostálgico y curioso, y como contemplación de la evolución del género, la película merece el visionado. Incluso hace comprender por qué un actor como Leslie Nielsen acabó dedicándose a la comedia absurda en vez de atreverse a lidiar con papeles que pudiera tomarse en serio. Pero es un juguete para coleccionistas, cuya principal función por la que fue creado en su momento hoy en día ha perdido la esencia. 

5,5/10


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