jueves, 18 de febrero de 2016

Misión imposible. (Brian de Palma, 1996)

¡Ay, los locos años 90! Son tiempos de cierta divagación, de transición entre lo analógico y lo digital, de experimentación narrativa y visual. Quizá por eso esta primera parte de la saga de Ethan Hunt se me queda tan a medio gas, porque no deja del todo claro en qué lado de la línea se sitúa, si en el de la ingenuidad insólita que imperaba en el cine de acción que venía dándose desde principios de los 80, o en el de las explosiones meditadas y con razón de ser. 

Por así decirlo, 'Misión imposible' define muy bien la última década del siglo XX: tengo todos estos nuevos artilugios y juguetitos chulos, todas estas nuevas habilidades, capacidades y técnicas, todas estas nuevas estéticas y sensibilidades culturales,... ¡pero no sé qué hacer con ellas! Y en cierta medida, la película se accidenta cuando pretende dar un salto de madurez dentro del subgénero de espías, que contradice a sus momentos más fanfarrones y presuntuosos. Porque la película no deja de ser una fantasmada enormísima.


Por otro lado, es divertida y desde luego entretiene. Le sirve a Tom Cruise como perfecto escaparate en el que derrochar su faceta hedonista de héroe analítico pero temerario, y se reserva sorpresas que una vez pasado el efecto que pretenden resultan obvias y de alguna manera bobaliconas. Apuesta demasiado por enrevesar un guion que es lo de menos en la película, si bien los momentos adrenalíticos y espectaculares los tiene bien rematados.


Es una película que ni frío ni calor. Contiene algunas de las escenas más recordadas de la década, y momentos muy llamativos, pero en conjunto no deja de ser una graciosa fantasmada.

6/10


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