lunes, 4 de enero de 2016

Star Wars Episodio VII: el Despertar de la Fuerza. (J. J. Abrams, 2015)

Esta entrada es una trampa. Hay que atraer audiencia, y qué mejor forma de hacerlo que con la película que está en boca de toda la galaxia. Además, ya me han invitado a verla por TERCERA VEZ, esta vez en gloriosa versión original, así que, si nos ponemos tiquismiquis, es una peli que estoy viendo durante este año. Suscribo cada una de las palabras que dije en su momento, con alguna que otra actualización.

Lo mejor que puedo decir es que no hay nada en ella que no me haya gustado. Tiene emoción, mucho humor, posee el carisma, la épica y el espíritu de la trilogía clásica, y deja de lado la filosofía mística y la sobriedad de las precuelas para devolvernos la aventura pura y dura.

Los nuevos personajes son un tremendo hallazgo. Rey es una protagonista genial. Tiene el don de la empatía instantánea y te unes a ella desde el principio. Por encima de todo, no se trata tan solo de un personaje: los dilemas y los riesgos a los que se enfrenta son puramente humanos. Luego está Finn como héroe cobardica y gracioso con quien forma pareja, y cuya química ya queda asentada de cara a las futuras entregas. Poe Dameron es el tercero en entrar en el juego, un tío que mola mucho y que deja con ganas de más, puesto que en esta entrega su aparición es meramente secundaria. Y BB-8, el nuevo robotijo, es un suplente de lujo para R2D2. No se han limitado a crear un bicho gracioso repleto de gags, algo que temía antes de verla, y más teniendo en cuenta el peligro que fluctúa de imitar la moda minion. Qué va, el pequeñajo tiene entidad propia.


Igualmente humanos son los personajes que ya conocemos: Han, Leia, Chewbacca,... La evolución que han tenido desde el episodio VI les ha convertido en mucho más de lo que ya eran. 30 años dan para muchos traumas, experiencias y acontecimientos, y me alegra comprobar que el tratamiento de estos personajes ha tenido en cuenta ese paso de tiempo. No se han limitado a plasmar a aquellos personajes que nos enamoraron desde 'Una nueva esperanza'. Son ellos mismos tres décadas después, con el crecimiento personal de cada uno que ello supone. Los nostálgicos no van a poder evitar emocionarse con ellos.


Y el nuevo villano, Kylo Ren. Como con todo lo que he expuesto anteriormente, podrían haber ido a lo sencillo, que es lo que hizo George Lucas con las precuelas: hacer que mole y meter flipadas por todas partes. No sólamente es un villano que posee magnitud y peso. Le odias. Simplemente le odias. Y conseguir eso con un villano es un 80% de trabajo hecho. Así debería haber sido el Anakin del Episodio III, con toda esa furia e ira desbordantes, la cual aún no comprendemos, pero que tendrá tiempo de ser explicada en el siguiente episodio. Respecto a problemas que está teniendo mucha gente con este personaje, hay que atender al detalle de que es un mero aprendiz, de que es imperfecto, igual que los protagonistas, y que es algo que queda muy bien representado en las coreografías de las peleas. Esta vez no se le toma al espectador como a un mamífero que simplemente quiere ver movimiento y acción, se le respeta dotando a estos personajes de unas emociones y cargas personales que identificamos perfectamente. E insisto, la humanidad prevalece sobre la sobredosis de poses contemplativas a las que, parece ser, ha acostumbrado a ciertos espectadores la trilogía-precuela. El ejercicio por comprender a un personaje como Kylo consiste en contraponer su lucha interior a la que tuvo Darth Vader en su pelea contra Obi Wan durante el Episodio III, en el que el Lado Oscuro derrota a la bondad que pueda quedar en él, y a la que tiene con su hijo Luke durante el Episodio VI, donde la Luz residual que queda en su interior derrota al Lado Oscuro. 


Y no tengo por qué explayarme más para generar una idea de lo bien que me lo he pasado viéndola, de que he salido del cine sabiendo que he visto lo que quería ver. Por supuesto que no es perfecta, pero tal como queda la cosa, tan solo puede crecer. Id a verla.

9/10


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