jueves, 7 de enero de 2016

Mi gran noche. (Álex de la Iglesia, 2015)

Una ventaja que tenemos en España respecto a otros países a la hora de hacer parodia es que, por nuestro propio carácter, se puede hacer mofa casi de cualquier cosa. Y una desventaja que tenemos es el berrinche pueril instantáneo de quienes se sienten aludidos de tales burlas. Por lo que el cine patrio, a la hora de meterse en el terreno del humor, o anda con pies de plomo para no meterse en el fregado de herir sensibilidades de moralidad programada, o se limita a la casposidad más propia de las series de televisión de dudosa calidad que portan en su interior las huellas residuales de los shows producidos por José Luis Moreno. 

De vez en cuando, algún valiente se atreve a dar un paso al frente, se atreve a hacer comedia que no se quede estancada en un compendio de sketches de perezosa realización y fotografía e interpretaciones forzadas, rebosantes de chistes cargantes y chabacanos. Es el caso de Álex de la Iglesia, vieja guardia, exagerado, esperpéntico, anárquico. Esta travesura de carácter coral funciona de maravilla, y seguramente haya quien se sienta ofendido por alguna de sus escenas. Pero a De la Iglesia le suda la polla, así de simple, porque es una batalla en la que ya se ha visto inmerso en otras ocasiones y sabe cómo hacerle frente.


El director sabe convertir lo presuntamente ruidoso y aparatoso en méritos narrativos, y haciéndose valer de la caricatura deformante, sin renunciar en ningún momento a su estilo punzante y circense, compone una diablura en la que Raphael arrasa, Mario Casas hace el ridículo sin ser ridículo (lo que tiene tener un buen guía interpretativo), los figurantes se convierten en protagonistas, Carmen Machi se lo pasa pipa, y el exceso desenfrenado queda bien medido para retratar una sociedad hipócrita que prioriza los escaparates y las fachadas. 


Se podría sacar de esta comedia de sarcasmo despiadado una moraleja certera: reírse de uno mismo,  y sobre todo tomarse la ficción con la seriedad justa y necesaria, es un ejercicio sano y gratificante.

6,75 / 10

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